Decidimos en familia
Cada tipo de decisión requiere unas circunstancias y unos intervinientes diferentes atendiendo a su importancia, a sus consecuencias y a los actores implicados.
El tipo de estructura familiar y su estilo de relación y liderazgo también es un factor de peso que influye en cómo se van a tomar decisiones a nivel familiar y cómo estas van a ser acatadas e interiorizadas.
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En un estilo familiar autoritario y rígido
Es probable que sean las figuras parentales quienes aglutinan todo el poder de decisión. En este modelo el resto de la familia no sería escuchado, aunque sí tenido en cuenta y se limitarían a acatar la opción elegida por los padres. Si bien es verdad que existen decisiones que solo deben gestionarse desde la jerarquía parental, también existen otras, de menor nivel o con consecuencias de riesgo escaso en las que la implicación del resto de la familia facilitará su cumplimiento. Este modelo de familias no fomenta el pensamiento crítico y autónomo y puede provocar conductas de evasión o de intentar burlar la decisión ya que esta no ha sido interiorizada y se vive como una imposición. Esta situación se agrava normalmente al llegar la adolescencia.
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En un estilo más permisivo y relajado
Debemos tener cuidado de no delegar la “jefatura” de la casa en los hijos. Es frecuente en este tipo de familias que las decisiones, aunque no se delegan en los hijos están en gran medida condicionadas por estos. Se antepone el deseo de los hijos ante la conveniencia familiar. Esta postura supone una cesión continua que abarca desde lo que elegimos cada día para comer hasta la nueva casa que compraremos. No debemos olvidar que la opinión de los hijos es importante pero no debe ser vinculante siempre. En este tipo de estructura familiar el liderazgo es emocional pero no directivo. Los padres tienen el poder de decisión pero condicionado por el deseo de agradar a los hijos. Son padres que ejercen de “mártires” ante sus hijos y que les están mostrando a sus hijos una realidad inexistente donde no existe el “no”, ni la postergación de los deseos ni las posturas altruistas. El mensaje que le estaríamos dando a nuestros hijos sería “tú eres lo único importante y los demás pasamos a un segundo plano”. Naturalmente esta no es la realidad que se van a encontrar ahí fuera….
Democracia sí, comuna no
Existen también familias donde se confunde el estilo democrático con el sistema comunal. En este caso el peso de la opinión de los hijos es exactamente el mismo que el de los padres, es decir, desaparece la jerarquía. Se trata de un estilo problemático porque los roles se difuminan y no se produce una gestión parental adecuada. En este caso las decisiones se toman por mayoría lo que puede suponer situaciones tan rocambolescas como un poder en manos de los hijos en el caso de familias numerosas. Es cierto que se trata de un estilo familiar muy poco frecuente.
La estructura familiar ideal es aquella donde los padres mantienen un liderazgo, se reservan su parcela de decisiones importantes cediendo a los hijos aquellas de menor calado, nulas consecuencias e implicaciones y mantienen un diálogo familiar de información pero sin ceder su control y su rol como capitanes del barco.
La estructura familiar ideal es aquella donde los padres mantienen un liderazgo, se reservan su parcela de decisiones importantes cediendo a los hijos aquellas de menor calado, nulas consecuencias e implicaciones y mantienen un diálogo familiar de información pero sin ceder su control y su rol como capitanes del barco.
La experiencia es un plus
Es importante tener en cuenta de si una decisión implica recursos materiales o económicos importantes. Si dicha decisión puede suponer consecuencias que condicionen la vida familiar, etc., requieren de mentes pensantes con experiencia y cierto grado de madurez. En el caso de los adultos normalmente impera el bien común, es decir, el de la unidad familiar al completo. En el caso de los menores de edad es más frecuente que, a la hora de tomar decisiones, prime el bien individual. Es decir, elijo aquello que me favorece a mí. En este contexto es evidente que la carga de la toma de decisiones importantes recae en los padres, aunque los hijos pueden ser escuchados.
Tenemos que tener también muy presente que es importante hacer partícipes a los hijos. Lo haremos informando y explicando nuestra decisión. Aunque no siempre lo van a comprender, forma parte del proceso de maduración.
Tenemos que tener también muy presente que es importante hacer partícipes a los hijos. Lo haremos informando y explicando nuestra decisión. Aunque no siempre lo van a comprender, forma parte del proceso de maduración. Es una de las estrategias a través de las cuales los niños y adolescentes van entendiendo que en ocasiones nuestro bien propio debe ceder ante un interés mayor de la comunidad y, de esta forma, van aprendiendo a tolerar la frustración
Ana, Eva y Laura