Otros aportes del proceso de toma de decisiones sobre las personas son:
- El desarrollo de la capacidad de discernimiento.
- Desarrollo de la capacidad crítica.
- Desarrollo de la responsabilidad (y a largo plazo, la ética).
- Aprender a situarse en el lugar de otro (empatía).
- Gestión de problemas y/o conflictos.
Además, contribuiremos a su agilidad y flexibilidad mental, lo cual les será de gran ayuda en las relaciones sociales.
Cuando dejamos que el niño/adolescente tome decisiones, le hacemos ver, de alguna manera, que se debe pensar antes de actuar (desarrollando sus funciones ejecutivas y entrenando la postergación de los deseos), que todo lo que hacemos tiene una consecuencia directa (trabajando el control de impulsos) y que no pasa nada por equivocarse siempre que busquemos las estrategias correctas para “enderezar” la situación (trabajando a su vez la tolerancia a la frustración).
Prevenir conductas de riesgo
La adolescencia es una etapa del desarrollo en la cual suele aparecer un importante número de conductas de riesgo y con un trabajo previo en toma de decisiones podemos prevenir muchas de esas conductas.
Para entender cómo trabajar esa toma de decisiones debemos primero entender qué mecanismos utilizamos para llevarlas a cabo y que por lo tanto qué mecanismos debemos desarrollar para una correcta toma de decisiones.
Cuando dejamos que el niño/adolescente tome decisiones, le hacemos ver, de alguna manera, que se debe pensar antes de actuar, que todo lo que hacemos tiene una consecuencia directa y que no pasa nada por equivocarse siempre que busquemos las estrategias correctas para “enderezar” la situación.
Aunque a menudo pueda parecer que la toma de decisiones se realiza de forma mecánica, consta de varias fases, y a veces, para poder enseñar el proceso, debemos incidir en alguna de ellas:
1.- Definición del problema / dilema u objeto sobre el cual tenemos que tomar la decisión.
2.- Sintetizar la información que tenemos al respecto o recoger información sobre ello si no la tenemos.
3.- Tener claras las alternativas y consecuencias de cada una de ellas. Pros y contras.
4.- Tomar la decisión.
Hay que tener en cuenta que en la orientación a nuestros hijos para la toma de decisiones, tendremos que potenciar más unas fases u otras, según el nivel de impulsividad o indecisión. Y en otros casos dependerá de la situación planteada.
Los niños /adolescentes con alto grado de impulsividad se saltarán las fases de reflexión por lo que deberemos trabajar con ellos el planteamiento de varias opciones para “obligar” a reflexionar. Recordarle que valore los pros y los contras y enseñarle a hacerlo.
Con aquellos más indecisos o inseguros habrá que jugar con los límites de tiempo y ser nosotros mismos los que le planteemos muchas opciones para que se acostumbren a tener que “elegir”. Necesitará sentir nuestro apoyo.
Proceso de aprendizaje para que tome sus propias decisiones
Aprender a tomar decisiones es algo que ha de “ensayarse” desde pequeño, se trata de un entrenamiento que supone y requiere un aprendizaje. ¿Cómo podemos guiar a través de este proceso de aprendizaje?:
- Dejando, como hablábamos en el artículo anterior, que vayan tomando decisiones desde pequeños, aquellas menos importantes en la que podemos delegar.
- Permitiendo que se equivoquen y mostrándoles que nosotros también nos equivocamos a veces. Es muy difícil animar a tomar decisiones cuando nos presentamos como infalibles. Muchas veces deben aprender a actuar ante una equivocación y nosotros somos su mayor ejemplo.
- Mostrando límites siempre, claros y estables, porque así sabrán dónde está su “ámbito de actuación”
- Valorando sus decisiones o, en el caso necesario, realizando críticas constructivas, siempre desde el respeto y el aliento a volverlo a intentar.
Ana, Eva y Laura
Departamento de Orientación