Verano… ¿Tiempo de deberes?

Vacaciones: dejamos atrás la rutina y abrimos un periodo de ocio  y descanso para toda la familia. Pero… ¿de verdad es para toda la familia? Algunos niños se sienten abrumados cuando llega el verano y los padres encargáis gran cantidad de deberes que relegan los juegos a un segundo plano. Los niños también necesitan descansar del trabajo realizado durante todo el curso. Así que lo mejor es que vivan el verano como un período de relajación y diversión.

 

¿Y si tienen alguna asignatura pendiente?

Si les ha quedado alguna asignatura, lo ideal es hacer compatible el tiempo libre con las clases particulares o la planificación de los estudios.

Salvo algunas excepciones, pocos sois los padres que os lleváis trabajo a casa durante las vacaciones. Sin embargo, la mayoría de vosotros consideráis que vuestros hijos deberían continuar con alguna tarea escolar también en vacaciones. Algunos lo planteáis con el objetivo de reforzar lo aprendido durante el año, otros queréis que empiecen a preparar algunas asignaturas para el curso siguiente, y también hay quienes deseáis simplemente tenerlos ocupados durante algunas horas del día.

 

Si ha superado con provecho las asignaturas es preferible dedicar el tiempo libre a las actividades lúdicas y no hacer más que las tareas recomendadas por la propia escuela.

 

Si un niño ha aprobado el curso y tiene un buen nivel, no tendrá problemas cuando regrese en septiembre, aunque se le olvide algo de lo aprendido. Por tanto, si ha sacado con provecho las asignaturas es preferible dedicar el tiempo libre a las actividades lúdicas y no hacer más que las tareas recomendadas por la propia escuela.

La edad y el nivel de estudios son dos cuestiones importantes a considerar:

– Hasta los 8 o 9 años, leer un libro, escribir un diario, practicar algún deporte y jugar es suficiente.

– En el caso de niños mayores quizá son necesarias otras medidas, sobre todo cuando hay algún suspenso.

 

A tener en cuenta

1.- Marcar los objetivos reales (en qué asignaturas pueden mejorar) y programar un método de trabajo pueden ayudar a organizar el tiempo de repaso sin renunciar al ocio que también necesita.

2.- Aunque es preferible dedicar las mañanas a un rato de estudio no hay que definir unos horarios inflexibles ni unas normas demasiado estrictas (aunque en algunos casos siempre ayuda una rutina).

3.- Una mala nota ya es un castigo por sí misma y por ello no conviene dramatizar ni hacerles sentir culpables. Es mejor reflexionar sobre los motivos que han llevado a este resultado y alentarles a superarlo que dejarlos sin vacaciones.

4.- Cuando las cosas no han ido bien durante el curso, se puede optar por las clases de refuerzo.

 

Hay que tener presente que un niño que aprovecha el verano para relajarse, jugar y compartir actividades con sus padres y amigos estará en mejor disposición para empezar el nuevo curso que otro que viva estos meses como una tortura, agobiado por los deberes.

Un buen lema a la hora de organizar este periodo es que no se trata de «suspender» las vacaciones por muy mal que hayan ido las cosas.

 

Eva Salguero y Laura Luna

DOP Primaria

Colegio Alkor